Monday, August 30, 2010

Santa Rosa de Lima

Santa Rosa de Lima


Santa Rosa de Lima. 30 de Agosto de 2010.


Lucas 4: 16 - 30

Vino a Nazaret, donde se había criado y, según su costumbre, entró en la sinagoga el día de sábado, y se levantó para hacer la lectura. Le entregaron el volumen del profeta Isaías y desenrollando el volumen, halló el pasaje donde estaba escrito: El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor. Enrollando el volumen lo devolvió al ministro, y se sentó. En la sinagoga todos los ojos estaban fijos en él. Comenzó, pues, a decirles: «Esta Escritura, que acabáis de oír, se ha cumplido hoy.» Y todos daban testimonio de él y estaban admirados de las palabras llenas de gracia que salían de su boca. Y decían: «¿No es éste el hijo de José?» El les dijo: «Seguramente me vais a decir el refrán: Médico, cúrate a ti mismo. Todo lo que hemos oído que ha sucedido en Cafarnaúm, hazlo también aquí en tu patria.» Y añadió: «En verdad os digo que ningún profeta es bien recibido en su patria.» «Os digo de verdad: Muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando se cerró el cielo por tres años y seis meses, y hubo gran hambre en todo el país; y a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda de Sarepta de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, y ninguno de ellos fue purificado sino Naamán, el sirio.» Oyendo estas cosas, todos los de la sinagoga se llenaron de ira; y, levantándose, le arrojaron fuera de la ciudad, y le llevaron a una altura escarpada del monte sobre el cual estaba edificada su ciudad, para despeñarle. Pero él, pasando por medio de ellos, se marchó.

I Corintios 2: 1 - 5.

Pues yo, hermanos, cuando fui a vosotros, no fui con el prestigio de la palabra o de la sabiduría a anunciaros el misterio de Dios, pues no quise saber entre vosotros sino a Jesucristo, y éste crucificado. Y me presenté ante vosotros débil, tímido y tembloroso. Y mi palabra y mi predicación no tuvieron nada de los persuasivos discursos de la sabiduría, sino que fueron una demostración del Espíritu y del poder para que vuestra fe se fundase, no en sabiduría de hombres, sino en el poder de Dios.

Es la primera Santa de Latinoamérica. Nace en Lima (Perú) el 20 de abril del 1586. Es la décima de trece hijos de una noble familia venida de España. Su padres la bautizan con el nombre de Isabel. Pero su niñera, la india Mariana, impresionada por su belleza, exclama: “¡Eres bella, eres rosa!” Y con el nombre de Rosa se quedó.

Recibe la Confirmación de manos del arzobispo de Lima, el español santo Toribio de Mogrovejo, y añade a su nombre “de Santa María”. Es contemporánea y vecina de san Martín de Porres. Cultivó una grande amor hacia la Virgen, la cual le concedió la alegría de estrechar entre sus brazos al Niño Jesús.

Su hacendada familia sufre un revés financiero y sobreviene la pobreza. Rosa apoya con su trabajo, en especial de recamo y cultivando la huerta. Desea la vida claustral, pero el Señor le da a conocer su voluntad de que permanezca en la familia llevando una vida penitente y de oración continua en la sencillez de la vida laical.

Toma por modelo a santa Catalina, y se inscribe, como ella, en la Tercera Orden dominicana. Manda construir una celdita en el huerto para orar y contemplar a solas. Desde allí presencia misas que se celebran en varias iglesias de la ciudad.

Prepara la mejor sala de su casa señorial para acoger a enfermos desahuciados de los hospitales, los atiende, y Jesús Niño, cuya estatua sigue en la misma sala, se los cura milagrosamente. Por eso le llamaba “el Doctorcito”.

Ante el peligro de que Lima fuera arrasada por los piratas, se echa al suelo de la Capilla del Rosario, suplicando a la Virgen que libre del desastre a la ciudad, y el caudillo pirata retira sus huestes enfermo de malaria.

Tiene visiones místicas, bilocación, hace milagros... Comparte los sufrimientos de los indios marginados y maltratados. Y soporta durante 15 años el sufrimiento de la “noche oscura”.

Un día Jesús le dijo: “¡Conozcan todos que la gracia sigue a la tribulación! Sepan que sin el peso de las aflicciones no se llega al colmo de la gracia”. Y ella expresaba así su experiencia: “¡Oh si conociesen los mortales qué gran cosa es la gracia, qué hermosa, qué noble, qué preciosa, cuántas riquezas esconde en sí, cuántos tesoros, cuántos júbilos y delicias!”

En el 1614 la obligan a retirarse a la vivienda de la noble señora María Ezategui, donde, con 31 años, se apaga su virginal cuerpo diciendo: “Éste es el día de mis bodas eternas”. Era el 24 de agosto del 1617.

Es Patrona de las Américas, de las Filipinas y de las Indias occidentales. Es patorna también de los jardineros y de los floristas, y se invoca su intercesión en caso de erupciones volcánicas, de heridas y de litigios familiares.

P. Jesús Álvarez, ssp.

Sunday, August 29, 2010

LOS ÚLTIMOS SERÁN LOS PRIMEROS.

LOS ÚLTIMOS SERÁN LOS PRIMEROS.

Domingo XXII - Ciclo “C” / 29 de Agosto de 2010.


Un sábado Jesús fue a comer en casa de uno de los jefes de los fariseos, y estos estaban espiándolo. Mirando cómo los convidados escogían los primeros puestos, les dijo esta parábola: "Cuando te inviten a un banquete de bodas, no te sientes en el lugar principal, no sea que haya algún otro invitado más importante que tú, y el que los invitó a los dos venga a decirte: “Déjale el lugar a este”, y tengas que ir a ocupar, lleno de vergüenza, el último asiento. Por el contrario, cuando te inviten, ocupa el último lugar, para que cuando venga el que te invitó, te diga: “Amigo, acércate a la cabeza de mesa”. Entonces te verás honrado en presencia de todos los convidados. Porque el que se engrandece a sí mismo, será humillado, y el que se humilla, será engrandecido. Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; y así serás dichoso, porque ellos no pueden pagarte; pero se te pagará cuando resucites con los justos". (Lucas 14, 1. 7-14)

Jesús, entrando a la sala del banquete, al ver cómo los invitados corrían a los primeros puestos, aprovechó la escena para darles una lección a ellos y a nosotros.

Jesús nos coloca en la perspectiva del banquete eterno del reino en la casa del Padre; banquete que él presidirá y al que todos estamos invitados, pero donde los primeros puestos serán ocupados por quienes aquí fueron los últimos: los sencillos, marginados, hambrientos, perseguidos, víctimas de todos los vicios ajenos... ¡Ojálá nos encontremos entonces entre ellos!

La no infrecuente y vergonzosa lucha por escalar los primeros puestos en la Iglesia, está en abierta contradicción con el reino de Jesús, con su banquete celestial, donde los primeros serán los últimos y los últimos primeros; y de donde serán excluidos los que excluyeron a otros .

También podemos aplicar la anécdota al banquete eucarístico, donde Jesús mismo se da como alimento a sus humildes seguidores. Y donde no hace falta pelear por lo primeros puestos, pues son muy pocos los que comulgan y donde Jesús se hace “primer puesto” para todos.

El Cuerpo de Cristo recibido con fe y amor en la Eucaristía, es garantía del banquete eterno, si en la comunión se acoge a la persona viva del Resucitado, se comparte su misión salvadora y se vive en comunión con el prójimo. “Quien come mi carne, tendrá vida eterna”.

No se puede pretende tener más derecho a la salvación que los otros, esperando que en el reino de los cielos se repitan los privilegios sociales, y eclesiales de este mundo.

Los humildes y sencillos son los únicos que saben ocupar su lugar de criaturas ante Dios, ante los demás y en la creación, pues reconocen que todo lo que son, tienen, aman, gozan y esperan es don gratuito del amor del Padre, y no derecho por méritos propios. Ellos gozan experimentando que hay mayor felicidad en dar que en recibir.

En toda profesión y estado de vida hay grandes espacios y posibilidades para compartir lo que se es y lo que se tiene, y para vivir el trabajo como servicio, además de ser medio de vida. Así se puede gozar ya un anticipo del reino de los cielos, emprendiendo felices iniciativas en vista de las cuales Dios nos abrirá las puertas del banquete eterno.

Comer con Jesús es un gran privilegio; alimentarse de Jesús en la Eucaristía, es un gran milagro de vida eterna; convidar a Jesús en la persona de los pobres, es la condición necesaria para compartir con ellos el banquete eterno, éxito total de nuestra existencia terrena.

P. Jesús Álvarez, ssp.

Sunday, August 22, 2010

Y hay últimos que serán primeros, y hay primeros que serán últimos.

Y hay últimos que serán primeros, y hay primeros que serán últimos.


Domingo XXI - Ciclo “C” / 22 de Agosto de 2010.


Lucas 13: 22 - 30

Atravesaba ciudades y pueblos enseñando, mientras caminaba hacia Jerusalén. Uno le dijo: Señor, ¿son pocos los que se salvan? El les dijo: Luchad por entrar por la puerta estrecha, porque, os digo, muchos pretenderán entrar y no podrán. Cuando el dueño de la casa se levante y cierre la puerta, os pondréis los que estéis fuera a llamar a la puerta, diciendo: "¡Señor, ábrenos!" Y os responderá: "No sé de dónde sois." Entonces empezaréis a decir: "Hemos comido y bebido contigo, y has enseñado en nuestras plazas"; y os volverá a decir: "No sé de dónde sois. ¡Retiraos de mí, todos los agentes de injusticia!" Allí será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abraham, Isaac y Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, mientras a vosotros os echan fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se pondrán a la mesa en el Reino de Dios. Y hay últimos que serán primeros, y hay primeros que serán últimos.

Isaías 66: 18 - 21.

Yo vengo a reunir a todas las naciones y lenguas; vendrán y verán mi gloria. Pondré en ellos señal y enviaré de ellos algunos escapados a las naciones: a Tarsis, Put y Lud, Mések, Ros, Túbal, Yaván; a las islas remotas que no oyeron mi fama ni vieron mi gloria. Ellos anunciarán mi gloria a las naciones. Y traerán a todos vuestros hermanos de todas las naciones como oblación a Yahveh - en caballos, carros, literas, mulos y dromaderios - a mi monte santo de Jerusalén - dice Yahveh - como traen los hijos de Israel la oblación en recipiente limpio a la Casa de Yahveh. Y también de entre ellos tomaré para sacerdotes y levitas - dice Yahveh.

Hebreos 12: 5 - 7, 11 - 13

Habéis echado en olvido la exhortación que como a hijos se os dirije: Hijo mío, no menosprecies la corrección del Señor; ni te desanimes al ser reprendido por él. Pues a quien ama el Señor, le corrige; y azota a todos los hijos que acoge. Sufrís para corrección vuestra. Como a hijos os trata Dios, y ¿qué hijo hay a quien su padre no corrige? Cierto que ninguna corrección es de momento agradable, sino penosa; pero luego produce fruto apacible de justicia a los ejercitados en ella. Por tanto, levantad las manos caídas y las rodillas entumecidas y enderezad para vuestros pies los caminos tortuosos, para que el cojo no se descoyunte, sino que más bien se cure

Sunday, August 15, 2010

MARÍA, NUESTRA MADRE, NOS PRECEDIÓ

MARÍA, NUESTRA MADRE, NOS PRECEDIÓ

Domingo XX - Asunción de María - Ciclo “C” / 15 de Agosto de 2010.

En aquellos días, Maria de puso en camino y fue de prisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarias y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de Maria, saltó la criatura en su vientre. Se lleno Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: ¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿ Quien soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura salto de alegría en mi vientre. Dichosa tu, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá. Maria dijo: Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. El hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia – como lo había prometido a nuestros padres- a favor de Abrahán y su descendencia por siempre. Maria se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa. Lucas 1,39-56.

Santa Isabel ensalzó a la Virgen María por el prodigio realizado en ella: la encarnación del Hijo de Dios, el Salvador del mundo; y Dios la ensalzó a los cielos porque haber creído en el mensaje del ángel sobre la promesa de la salvación universal por obra de su Hijo; por haberle dado la vida humana y haber compartido con él las alegrías y las penas, las persecuciones y la pasión.

Y nosotros ensalzamos con toda justicia a la Virgen María en la fiesta de la Asunción, en sintonía con el mismo Dios que la elevó a la gloria del cielo en premio de su fe y de su fidelidad; la hizo reina de cielos y tierra, y madre de la misericordia.

Amar y celebrar a María no supone disminuir al Hijo. Quien ama al Hijo, ¿cómo podrá no amar a su Madre? Y quien considera a la Madre, no aprecia ni ama de verdad al Hijo.

Los católicos no ponemos a María a la par o por encima de Jesús: no le damos un culto de adoración que sólo a Dios se debe, sino un culto de veneración. Quienes la adorasen como se adora a Dios, ofenderían a la Trinidad y a la misma Virgen María.

Hoy es un día especial para felicitar a nuestra Madre María por el triunfo que Jesús le concedió sobre la muerte y por el aniversario de su nacimiento a la gloria eterna. Y es día para felicitarnos también a nosotros, porque su Asunción es la garantía de lo que Dios quiere y tiene preparado para nosotros.

El destino definitivo de nuestro cuerpo no es el sepulcro ni una absurda reencarnación indefinida. Del cuerpo físico Dios hará surgir milagrosa y súbitamente un cuerpo glorioso a semejanza de la semilla que se pudre en parte bajo tierra para dar vida a una planta muy superior a la semilla.

Maria engendró al Hijo de Dios, que hizo posible en ella lo humanamente imposible. Y desde entonces los hombres podemos trabajar esperanzados por lo que parece imposible, pero que es necesario: la solidaridad y fraternidad universal, la salvación, la resurrección y la gloria, y unidos al Resucitado como María.

La devoción a María consiste en imitarla, estarle agradecidos, amarla e invocarla, porque ella fue llamada a colaborar directamente con su Hijo en la obra de nuestra salvación, y subió al cielo para continuar esa obra desde allí con su intercesión. Y nosotros estamos llamados a imitarla en la obra de la salvación propia y ajena.

P. Jesús Álvarez, ssp.

Sunday, August 08, 2010

UN BANCO EN EL CIELO

UN BANCO EN EL CIELO


Domingo XIX del Tiempo Ordinario - Ciclo “C” / 8 de Agosto de 2010.


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: No temas, pequeño rebaño, porque vuestro Padre ha tenido a bien daros el reino. Vended vuestros bienes y dad limosna; haceos talegas que no se echen a perder, y un tesoro inagotable en el cielo, adonde no se acercan los ladrones ni roe la polilla. Porque donde está vuestro tesoro allí estará también vuestro corazón. Tened ceñida la cintura y encendidas las lámparas. Vosotros estad como los que aguardan a que su señor vuelva de la boda, para abrirle apenas venga y llame. Dichosos los criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela; os aseguro que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y los irá sirviendo. Y, si llega entrada la noche o de madrugada y los encuentra así, dichosos ellos. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, no le dejaría abrir un boquete. Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre. Pedro le preguntó: Señor, ¿has dicho esa parábola por nosotros o por todos?. El Señor le respondió: ¿Quién es el administrador fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que les reparta la ración a sus horas? Dichoso el criado a quien su amo, al llegar, lo encuentre portándose así. Os aseguro que lo pondrá al frente de todos sus bienes. Pero si el empleado piensa: "Mi amo tarda en llegar", y empieza a pegarles a los mozos y a las muchachas, a comer y beber y emborracharse, llegará el amo de ese criado el día y a la hora que menos lo espera y lo despedirá, condenándolo a la pena de los que no son fieles. El criado que sabe lo que su amo quiere y no está dispuesto a ponerlo por obra recibirá muchos azotes; el que no lo sabe, pero hace algo digno de castigo, recibirá pocos. Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá; al que mucho se le confió, más se le exigirá. Lucas 12, 32 - 48

Jesús pide a sus discípulos que tomen de sus bienes materiales para ayudar a los necesitados, porque es la mejor manera de agradecer a Dios lo que él nos ha dado, para que así nos lo aumente en la tierra y nos lo devuelva multiplicado sin fin cuando nos llame, a la hora en que menos lo pensemos.

Dios no se deja vencer en generosidad, y nos convertirá en felicidad eterna lo que empleemos en favor de los demás, lo que gocemos con gratitud y orden, y también el sufrimiento ofrecido.

Por eso Jesús nos insiste con amor a que estemos vigilantes, verificando con sinceridad dónde está nuestro tesoro y nuestro corazón: ¿en los bienes caducos o en los bienes eternos y en el mismo Dios, nuestro bien máximo y fuente de todo lo que somos, tenemos, amamos y esperamos? Asentar nuestra vida y bienes en el banco eterno, es vivir sabiamente.

Sería fatal necedad vender por unos placeres pasajeros nuestra inmensa herencia eterna de hijos de Dios. El infierno consiste sobre todo en la tremenda angustia y remordimiento por haber perdido ese inmenso tesoro eterno a cambio de tan poca cosa.

La auténtica vigilancia que Jesús nos pide consiste en vivir con él, que nos acompaña resucitado todos los días, y nos pide que nosotros lo acompañemos mediante la oración, la limosna y las buenas obras en su nombre, la limpieza del corazón y de la mente, con el trabajo honrado y el sufrimiento inevitable asociado a su cruz que nos merece la resurrección. Él nos lo hace posible con su presencia real.

Si lo tratamos y vivimos con él, podremos reconocerlo con júbilo cuando venga a nuestro encuentro en el momento menos pensado. Entonces nos sentará a su mesa y nos servirá en su banquete celestial. Gran dicha que merece todo esfuerzo y sacrifico aquí en esta vida, hasta entregársela para que él nos la devuelva eternamente feliz.

Las palabras de Jesús son de vida eterna. Gran sabiduría es escuchar y vivir su mensaje de hoy: “Estén preparados, porque el día que menos lo piensen, vendrá el Hijo del hombre”.
P. Jesús Álvarez, ssp.

Sunday, August 01, 2010

EL BANCO DEL PARAÍSO

EL BANCO DEL PARAÍSO

Domingo XVIII del Tiempo Ordinario - Ciclo “C” / 1 de Agosto de 2010.

Uno de la gente le dijo: Maestro, di a mi hermano que reparta la herencia conmigo. El le respondió: ¡Hombre! ¿quién me ha constituido juez o repartidor entre vosotros? Y les dijo: Mirad y guardaos de toda codicia, porque, aun en la abundancia, la vida de uno no está asegurada por sus bienes. Les dijo una parábola: Los campos de cierto hombre rico dieron mucho fruto; y pensaba entre sí, diciendo: "¿Qué haré, pues no tengo donde reunir mi cosecha?" Y dijo: "Voy a hacer esto: Voy a demoler mis graneros, y edificaré otros más grandes y reuniré allí todo mi trigo y mis bienes, y diré a mi alma: Alma, tienes muchos bienes en reserva para muchos años. Descansa, come, bebe, banquetea." Pero Dios le dijo: "¡Necio! Esta misma noche te reclamarán el alma; las cosas que preparaste, ¿para quién serán?" Así es el que atesora riquezas para sí, y no se enriquece en orden a Dios. Lucas 12: 13 - 21

Jesús no vino para solucionar problemas económicos, sino para enseñarnos a vivir de manera que logremos la salvación eterna con todos los medios a nuestro alance, pues la vida eterna es el máximo tesoro, la máxima ganancia.

No es malo tener bienes; lo malo está en adquirirlos mal y acumularlos por egoísmo, haciéndose esclavo de ellos, en lugar de ponerlos al servicio de valores más altos, usarlos y administrarlos para producir también a favor de los demás, y así asegurarlos en el banco del paraíso.

La desgracia consiste en que las riquezas posean a quienes las convierten en ídolos, a los cuales inmolan la familia, la amistad, y la misma vida temporal y eterna. Convierten los medios en fin, juntando una economía próspera con una vida en quiebra. .¡Qué fatal necedad!

Todos los bienes del mundo no salvan de la muerte ni con ellos se puede comprar la vida eterna. A menos que administren y compartan en obras de misericordia, entre las cuales descuella la evangelización que da acceso a los bienes eternos.

Gran sabiduría es acumular obras buenas en el banco del paraíso, donde nadie puede robar y donde producen inmensos y eternos intereses. De lo contrario, se llega a lo más temible: la infelicidad eterna y la muerte segunda.

Necesitamos descubrir y vivir el verdadero sentido de todo lo que Dios pone a nuestra disposición, a fin de que nos sirva para nuestro verdadero destino: el glorioso reino eterno en la casa de nuestro Padre Dios, donde la riqueza es infinita, pues Él mismo se hace nuestra herencia para siempre.

“Ni ojo vio, ni mente humana puede sospechar lo que Dios tiene preparado para quienes lo aman” y aman al prójimo.

P. Jesús Álvarez, ssp.