TODOS LLAMADOS A EVANGELIZAR
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: «Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y se bautice, se salvará; el que se niegue a creer, se condenará. Estas señales acompañarán a los que crean: en mi Nombre echarán demonios y hablarán nuevas lenguas; tomarán con sus manos serpientes y, si beben algún veneno, no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y quedarán sanos». Después de hablarles, el Señor Jesús fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos, por su parte, salieron a predicar en todos los lugares. El Señor actuaba con ellos y confirmaba su mensaje con los milagros que lo acompañaban. (Mc. 16,15-20).
Las Ascensión nos atestigua que Jesús ha vencido todo lo que amenaza la vida humana: el dolor, el odio, la guerra, la muerte, que no son la palabra definitiva sobre la suerte del hombre. Esos males, mediante la resurrección y la consiguiente felicidad eterna, desaparecerán totalmente para quienes pasan la vida haciendo el bien, a imitación de Cristo.
Jesús abrió el camino de la resurrección para quienes lo reconocen y lo aman como único Salvador. Al final de la carrera terrena vendrá en persona a buscarlos para llevarlos a la Casa del Padre suyo y Padre nuestro.
Alcanzamos a todo el mundo de manera especial con la celebración eucarística, que nos ofrece la posibilidad de compartir con Cristo, su acción salvadora universal, especialmente desde la Eucaristía, “ofrecida por todos los hombres”. Él nos garantiza: “Quien está unido a mí, produce mucho fruto”, aunque no sepamos dónde, ni cómo, ni cuándo ni favor de quién llega la acción salvífica que Cristo realiza con nosotros.
Esos medios, que la Iglesia llama “admirables”, maravillosos, ofrecen a Cristo y a su mensaje nuevos púlpitos, nuevos areópagos, nuevos y rapidísimos caminos por donde llega la presencia salvadora de Jesús. Nuevas autopistas de luz para el Salvador, Luz del mundo, para sus pies de luz con la velocidad de la luz.
Ya Pablo VI decía que la Iglesia –clero y laicado- debería sentirse culpable ante Dios y ante los hombres si no aprovechara las enormes posibilidades de evangelización y misión que estos medios ofrecen. Pero pocos lo sienten así.
2. Los avances tecnológicos en los medios han conquistado en cierta medida tiempo y espacio, haciendo la comunicación entre las personas tanto instantánea como directa, aun cuando están separadas por enormes distancias... Sin embargo, como todos sabemos, nuestro mundo está lejos de ser perfecto. Diariamente se nos recuerda que la inmediatez de la comunicación no necesariamente se traduce en la construcción de la cooperación y la comunión en la sociedad…
La comunicación auténtica demanda valor y decisión radicales. Requiere la determinación de aquellos que trabajan en los medios para no debilitarse bajo el peso de tanta información ni para conformarse con verdades parciales o provisionales. Por el contrario, requiere tanto la búsqueda como la transmisión de lo que es el sentido y el fundamento último de la existencia humana, personal y social.
3. Aunque los diversos instrumentos de comunicación social… facilitan "una gran mesa redonda" para el diálogo, algunas tendencias dentro de los medios engendran una forma de monocultura que oscurece el genio creador, reduce la sutileza del pensamiento complejo y desestima la especificidad de prácticas culturales y la particularidad de la creencia religiosa. Estas son distorsiones que ocurren cuando la industria de los medios se reduce al servicio de sí misma o funciona solamente guiada por el lucro, perdiendo el sentido de responsabilidad hacia el bien común.
4. La formación en el uso responsable y crítico de los medios ayuda a las personas a utilizarlos de manera inteligente y apropiada… La participación en los medios surge de su naturaleza: son un bien destinado a toda persona. Como servicio público, la comunicación social requiere de un espíritu de cooperación y co-responsabilidad con escrupulosa atención en el uso de los recursos públicos y en el desempeño de los cargos públicos.