EL PAPA EN FÁTIMA
Viajando hacia Fátima, el Papa subrayó que las visiones que tuvieron Jacinta, Francisco y Lucía hablaban "de sufrimientos de la Iglesia que se anunciaban". "El Señor ha dicho que la Iglesia sufrirá hasta el fin del mundo. Y esto lo vemos hoy de manera particular".
"Hoy las mayores persecuciones contra la Iglesia no vienen de fuera, sino de los pecados que están dentro de la propia Iglesia", añadió en clara alusión al escándalo de pederastia que sacude a la Iglesia y que el Pontífice no ha dudado en calificar de "realmente aterrador".
Para hacer frente al escándalo de abusos sexuales cometidos por sacerdotes que sufre la Iglesia, Benedicto XVI citó "la penitencia, la ración, la aceptación, el perdón que hay que dar, pero también la necesidad de Justicia, porque el perdón no sustituye la Justicia".
La Virgen de Fátima
(13 de Mayo)
Lucía, Francisco y Jacinta eran pastores, analfabetos, pobres. Lucía, la mayor, tenía 10 años cuando en 1916 un ángel se les apareció varias veces para preparar las apariciones de la Virgen. Les enseñó esta oración: “Dios mío, yo creo en ti, espero en ti y te amo. Te pido perdón por los que no creen, no esperan y no te aman”.
Entre el 13 de mayo y el 13 de octubre de 1916 suceden las 6 apariciones de la Virgen, que les pide orar y ofrecer sus sufrimientos por la salvación del mundo. Al poco tiempo Francisco y Jacinta se fueron con la Señora al cielo, mientras que Lucía alcanzó en el paraíso a sus compañeros videntes el 13 de febrero del 2005, a los 97 años, en el convento de las carmelitas de Coimbra (Portugal).
En 1998, dialogando con los cardenales Antony Padiyara, de la India, y Ricardo Vidal, de las Islas Filipinas, quienes le preguntaron si el “tercer secreto” de Fátima tenía que ver con el Concilio Vaticano II, la religiosa se limitó a responder: «No puedo contestar». A la pregunta sobre si dicho secreto está en el Apocalipsis, sor Lucía aclaró: «Nuestra Señora no dijo que estuviera en el Apocalipsis». Al preguntarle si el Papa podría dar a conocer el secreto, Lucía respondió con toda sencillez que “el Papa puede revelarlo si quiere, pero yo le aconsejo que no lo revele. Y si él decide hacerlo, le aconsejo que tenga mucha prudencia». Y cuando le preguntaron si continuaba teniendo apariciones de Nuestra Señora, respondió: «¡Qué curiosos!... No puedo responder».
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