Sunday, November 04, 2007

Jesús, vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido.

Jesús, vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido.

Domingo 31º tiempo ordinario / 04-11-2007

En aquel tiempo, entró Jesús en Jericó y atravesaba la ciudad. Vivía allí un hombre muy rico llamado Zaqueo, jefe de los publicanos. Trataba de distinguir quién era Jesús, pero la gente se lo impedía, porque era bajo de estatura. Corrió más adelante y se subió a una higuera, para verlo, porque tenía que pasar por allí. Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y dijo: «Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa». Él bajó en seguida y lo recibió muy contento. Al ver esto, todos murmuraban, diciendo: «Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador». Pero Zaqueo se puso en pie y dijo al Señor: «Mira, la mitad de mis bienes, Señor, se la doy a los pobres; y si de alguno me he aprovechado, le restituiré cuatro veces más». Jesús le contestó: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa ya que también éste es hijo de Abraham. Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido». Lucas 19,1-10

Sabiduría 11,22-12,2

Señor, el mundo entero es ante ti como grano de arena en la balanza, como gota de rocío matinal que cae sobre la tierra. Tú te compadeces de todos, porque todo lo puedes, cierras los ojos a los pecados de los hombres, para que se arrepientan. Tú amas a todos los seres y no odias nada de lo que has hecho; si hubieras odiado alguna cosa, no la habrías creado. Y ¿cómo subsistirían las cosas, si tú no lo hubieses querido? ¿Cómo conservarían su existencia, si tú no la hubieses llamado? Pero a todos perdonas, porque son tuyos, Señor, amigo de la vida. Todos llevan tu soplo incorruptible. Por eso, corriges poco a poco a los que caen, les recuerdas su pecado y los reprendes, para que se conviertan y crean en ti, Señor.

2 Tesalonicenses 1,11-2,2

Hermanos: Pedimos continuamente por ustedes a Dios para que los haga dignos de la vocación a la que los ha llamado, y con su poder lleve a término todo buen propósito o acción inspirada por la fe; de esta manera el nombre de nuestro Señor Jesús será glorificado en ustedes, y ustedes en él, según la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo. Les rogamos, hermanos, a propósito de la venida de nuestro Señor Jesucristo y de nuestra reunión con él, que no pierdan fácilmente la cabeza ni se alarmen por supuestas revelaciones, dichos o cartas nuestras, como si afirmásemos que el día del Señor fuera inminente.

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