Sunday, November 18, 2007

Que nadie los engañe

QUE NADIE LOS ENGAÑE

Domingo 33º tiempo ordinario / 18-11-2007

Lucas 21, 5 - 19.

En aquel tiempo, algunos hablaban del templo, admirados de la belleza de sus piedras y de las ofrendas que lo adornaban. Jesús les dijo: «Esto que ustedes contemplan, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido». Ellos le preguntaron: ¿Cuándo será eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?. Él contestó: «Cuidado con que nadie los engañe. Porque muchos vendrán usurpando mi nombre, diciendo: "Yo soy" o bien: "El momento está cerca". No vayan tras ellos. Cuando oigan noticias de guerras y de revoluciones, no tengan pánico. Porque eso tiene que ocurrir primero, pero el final no vendrá en seguida». Luego les dijo: «Se alzará nación contra nación y reino contra reino, habrá grandes terremotos y, en diversos países, epidemias y hambre. Habrá también cosas espantosas y gran señales en el cielo. Pero, antes de todo eso, los detendrán, los perseguirán, entregándolos a las sinagogas y a la cárcel, y los harán comparecer ante reyes y gobernadores, por causa de mi nombre. Así tendrán ocasión de dar testimonio de mí. Hagan el propósito de no preocuparse por su defensa, porque yo les daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ninguno de sus adversarios. E incluso serán traicionados por sus padres, y parientes, y hermanos, y amigos. Y a algunos de ustedes los matarán, y todos los odiarán por causa mía. Pero ni un cabello de su cabeza se perderá. Gracias a la constancia salvarán sus vidas».

Malaquías 3,19 - 20a.

Miren que llega el día, ardiente colirio un horno: malvados y perversos arderán como paja, y los quemará el día que ha de venir -dice el Señor de los ejércitos- , y no quedará de ellos ni rama ni raíz. Pero a los que honran mi nombre los iluminará un sol de justicia que lleva la salvación en las alas.

Tesalonicenses 3, 7 - 12.

Ya saben ustedes cómo tienen que imitar nuestro ejemplo: no vivimos entre ustedes sin trabajar, nadie nos dio de balde el pan que comimos, sino que trabajamos y nos cansamos día y noche, a fin de no ser carga para nadie. Y no porque no tuviera yo derecho a pedirles el sustento, sino para darles un ejemplo que imitar. Porque cuando vivimos con ustedes les dimos esta norma: El que no quiera trabajar, que no coma. Porque nos hemos enterado de que algunos viven sin trabajar, sin hacer nada, y entrometiéndose en todo. Pues a estos les mandamos y recomendamos, por el Señor Jesucristo, que trabajen en paz para ganarse el pan.

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